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¿Estás satisfecho contigo mismo?

El optimismo de la esperanza cristiana está precisamente siempre insatisfecho. La esperanza implica insatisfacción. No reduzcas tu optimismo a la satisfacción, ni creas que es bastante lo que has hecho, descartarías la capacidad de donación como imagen de Dios y te instalarías en el ahora.

La esperanza es siempre insatisfecha, sin llegar a ser intranquilidad o agitación, sin insultar al presente. El futuro cuenta contigo, te propone una tarea que te compromete íntimamente y en la que te arriesgas, porque sin riesgo no hay novedad. Si contaras con todos los recursos, no aportarías nada nuevo, no mejorarías, no contarías con nadie, no tendrías esperanza.

Adelántate siempre en el amor con esperanza, siempre insatisfecho por amar más y mejor. Ésta es la verdadera autoestima. No saberse valioso, ni auto convencerse de grandes posibilidades personales, sino saberse y sentirse amado. Es uno de los errores modernos que más se filtra en los diagnósticos psicológicos y que se disfraza de trastornos emocionales.

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La psicología actual es inútil, no entiende a la persona.

Cada día veo informes de psicología, psicopedagogía y psiquiatría de todo tipo en mi trabajo de orientador en un colegio y cada vez observo más disgustado el contenido de las terapias, los objetivos que se proponen los terapeutas, las razones que dan del problema personal, familiar o académico.

Lo único que se sabe proponer ahora en psicología experimental y psiquiatría (¡¡y hablo también de las mejores consultas cristianas!!) es proponer reestructuración cognitiva, relajación barata y narcisista (QUE NO FUNCIONA porque no arregla desde dentro de la persona), trabajar una falsa autoestima, reducidas habilidades sociales o emocionales, potenciar la asertividad y … yo, yo y más yo. Es no entender ni una pizca lo que significa ser persona, su estructura donal, su trascendentalidad, su vocación al amor, su afectividad, el significado profundo de la familia y la educaión. ¡Una persona cambia por amor (que es personal), no por una técnica! 

Esto NO resolverá nunca nada y NUNCA irá al cogollo del comportamiento libre del ser humano angustiado por no encontrarse en la profundidad de su intimidad con Dios y con los demás a través de Jesucristo. Son terapias autoreferenciadas y centradas en el «yo mismo» de Don Palomo (yo me lo guiso y yo me lo como).

Nadie se sana ni encontrará JAMÁS verdadera paz, si no se le ayuda a descubrirse necesitado de Cristo (que es lo mismo decir «de Verdad humana»), luego encontrarse con él y finalmente en centrarse en los demás. Basta ya de terapias del «yo», promovamos enfoques «hacia el tú». Si la vocación está en Cristo y en la santidad, ¿cómo no va a ser ése el camino de la la salud mental y de la felicidad?

¿Quieres estar bien? Pregúntate en todo momento por qué haces todo lo que haces, cada día, en cada momento. Por qué te despiertas y para quién mueres cada minuto que hace 60 segundo no poseías. Oriéntalo y verás que si buscas la felicidad, te dirigirás a Dios.

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