(Entrevista al padre Gabriele Amorth)

Está siendo ePadre Gabriel Amorthxaminado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos el documento con el que la Santa Sede, a instancias de Benedicto XVI a los Obispos, exigirá nombrar un número estable de exorcistas en sus diócesis. El mismo Benedicto XVI, encontrándose en audiencia al obispo exorcista Andrea Gemma, le aseguró que estaba por resolver la falta cada vez más crónica de exorcistas en Italia y en el mundo. Para este fin, el periodista Gianluca Barile entrevistó a uno de los más famosos exorcistas italianos: Padre Gabriele Amorth.

P. Entonces, padre Amorth, que usted sepa, ¿cómo están las cosas?

R. “Por buen camino. La nota del Papa la tenemos y yo la conozco perfectamente de memoria. Gracias a Dios, cuanto antes, los obispos estarán “obligados” a nombrar exorcistas a pesar de su escepticismo…”.

P. Esta nota ¿qué establece exactamente?

R. “Con este documento, el Papa mandará a los obispos nombrar un número necesario de exorcistas para liberar a las personas poseídas por el demonio en su diócesis. Por fin, después de años de batallas por parte de nosotros exorcistas, los obispos no podrán ya rechazar nombrar a sacerdotes para echar el diablo”.

P. Usted nunca ha escatimado en críticas hacia aquellos obispos que no practican exorcismos y no nombran exorcistas…

R. “¡Faltaría más! Como exorcista, pero antes como sacerdote, tengo el deber incluso hoy de denunciar el culpable quietismo de todos aquellos obispos – desgraciadamente la mayoría – que no forman ni nombran exorcistas porque ¡no creen en el demonio, nunca lo han estudiado, ni se han ocupado de ello y del que tienen sólo una vaga creencia!”.

P. De hecho para que intervenga el Papa, la situación tiene que ser verdaderamente crítica…

R. “¡Crítica es decir poco! ¡La situación es trágica! Piense que incluso algunos cardenales de la Santa Iglesia Romana, llamados a guiar importantísimas diócesis, nunca han nombrado un exorcista porque ¡no creen en el demonio!”.

P. Padre Amorth, su acusación es muy grave: ¿a quién se refiere con exactitud?

R. “¿¡¿A quién me refiero?!? ¡Hace falta sólo mirar alrededor! Sólo quedándose en Italia, en Bolonia no hay exorcistas, en Florencia es difícil encontrar uno, en Nápoles es un desastre. ¡Y son todas sedes cardenalicias! ¿Quiere que continúe?”.

P. Digamos que, desgraciadamente, es suficiente…

R. “Pues, como ve, la intervención del Santo Padre Benedicto XVI es, a decir poco, providencial: a diferencia de muchos obispos y cardenales, él cree, y mucho, en la existencia del maligno”.

P. Sabemos que usted y Benedicto XVI han tenido ocasión de profundizar esta cuestión en persona…

R. “Exacto. Le vi tres veces cuando era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y, junto a mis co-hermanos exorcistas, cuando fue elegido Papa, y nos ha animado siempre a seguir adelante en nuestro ministerio”.

P. Pasemos ahora al papel de los laicos en el ministerio de la sanación: ¿pueden ellos echar demonios?

R. “¡Claro que sí! Y si no lo hacen, ¡caen en pecado mortal!”.

P. Sin embargo, hay quien mantiene que la facultad de exorcizar está reservada sólo a los sacerdotes con la oportuna autorización del obispo…

R. “Entonces, el malentendido tiene que ver con el término exorcizar. El exorcismo es un sacramental, una oración pública que puede ser rezada sólo y exclusivamente por un sacerdote con la autoridad de la Iglesia para echar el demonio. Bien. Las oraciones de liberación tienen el mismo fin y la misma eficacia que el exorcismo, con la diferencia que pueden ser rezadas también por los laicos. La solución está pues en el medio: los laicos ordenen en nombre de Cristo al maligno abandonar el cuerpo de los poseídos, muestren imágenes y reliquias de Santos a los que tienen mucha devoción, invoquen la ayuda de los Santos, la intercesión de la Virgen, impongan el crucifijo sobre la cabeza del enfermo, pero nunca las manos; simplemente cuiden no pronunciar la frase: “yo te exorcizo”[1]. Y digan siempre a continuación: “En el nombre de Cristo, vete, retírate al infierno, ¡yo te echo espíritu inmundo!” Estoy en conocimiento de muchos casos de poseídos liberados por laicos y no por exorcistas, porque los exorcistas, culpablemente, actuaban sin creer en el demonio y sin confiar en Dios. Luego, como ejemplo, está la vida de muchos santos: pienso en Santa Catalina de Siena, que no era ni sacerdote ni monja, y que sin embargo expulsaba el demonio de los poseídos. Es más, eran los mismos exorcistas quienes iban a pedir su ayuda porque ellos, a pesar de ser curas, no lo conseguían”.

P. Una diferencia “sutil”…

R. “Una diferencia que sirve exclusivamente los roles entre sacerdotes y laicos. También porque, lo repito, exorcismo y oraciones de liberación tienen la misma eficacia y, en el fondo, pueden considerarse lo mismo. Personalmente, considero determinante el auxilio de los laicos y su papel en el ministerio de liberación. Visto el pequeño número de exorcistas, sin ellos habría miles y miles más de poseídos por el mundo”.

P. Padre Amorth, desde hace 13 años, quien le entrevista, se ocupa del ministerio de la liberación: ¿por qué tanto escepticismo hacia los laicos?

R. “¡Por ignorancia! Los laicos son un recurso fundamental en la lucha con los infiernos. Porque es verdad que el sacerdote exorcista tiene el mandato del obispo, pero los laicos tienen ya hace 2000 años el mandato de Cristo, que, antes a los 12 apóstoles, luego a los 72 discípulos y, finalmente, a todos los hombres ha asegurado: “En mi nombre echaréis demonios”[2]. Pero qué quiere, si no se cree en la existencia del diablo, tampoco se puede creer en el poder de los laicos de echarle. En este sentido, permítame bendecir desde las columnas de su periódico a todos aquellos laicos implicados en el ministerio de la liberación y, en particular, a los hermanos de la Renovación Carismática que actúan con grandísimos resultados en todo el mundo”.

P. A propósito de Jesús: muchos teólogos y biblistas, como decirlo, “progresistas”, aseguran que los que se cuentan en el Evangelio por obra del Señor no son realmente verdaderos exorcismos, sino curaciones de enfermedades mentales…

R. “¡Es una falsedad enorme! Y la respuesta la da el mismo Jesús, cuando libera aquel joven a los pies del monte Tabor y dice: ‘para echar este tipo de demonio hace falta oración y ayuno’[3]. Es él mismo quien habla de demonio. ¿Que estos teólogos y biblistas saben más que el Señor e intentan corregirlo?”

P. Usted es exorcista hace ya muchísimos años: ¿encuentra que el fenómeno de las posesiones haya aumentado o disminuido?

R. “No tengo dudas: ha aumentado notablemente. Sólo hay que mirar las iglesias medio vacías para darse cuenta. Toda la culpa la tienen el sexo, la droga, la búsqueda del poder, del dinero, del éxito, del bienestar a toda costa. Mi primer pensamiento va a los jóvenes: se han entregado ya deliberadamente a las manos de Satanás. A la Iglesia prefieren las discotecas, a Cristo prefieren Marilyn Manson, a la celebración Eucarística prefieren las misas negras, las sesiones de magos y las invocaciones de los difuntos. Todas estas acciones distorsionadas y ocultas antes les hacen caer en el pecado mortal y luego les lleva hacia la posesión diabólica, con consecuencias físicas y psicológicas destinadas a durar años enteros”.

[1]Negritas del traductor.

[2]Concretamente dice la Sagrada Biblia en la Versión Oficial de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Madrid, BAC 2011: “Y les dijo: id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos” (Mc 16, 15-18).  Notas y negritas, en la cita bíblica, del traductor.

[3]“En cuanto a esta clase de demonios, no se los puede expulsar sino por medio de la oración y del ayuno” (Mt 17, 21)

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